Crónica de una experiencia isleña teletrabajando

Delia, diseñadora del equipo Ayuve comparte una crónica sobre la experiencia de teletrabajo de este verano 2021:

«De los creadores del coliving nacen las trabacaciones, y ya que está tan de actualidad este nuevo término que nos pintan tan bonito y moderno, os voy a contar mi experiencia de lo que podría decirse fue una mezcla de teletrabajo y vacaciones, pero de verdad. Es decir, mezclar días libres con días de trabajo.

Y es que si llevamos más de un año teletrabajando, con resultados más que óptimos, ¿por qué no trasladarnos unos días a trabajar desde nuestro lugar de vacaciones?

Resulta que una amiga se encontraba teletrabajando desde Lanzarote y nos propuso a otra amiga y a mi coger todos nuestros bártulos e irnos a la isla de los cien volcanes a trabajar. Aunque yo ya conocía la isla, para allá que nos lanzamos en busca de volcanes, vientos alisios, la obra de César Manrique, playas azul caribe e inspiración.

No os voy a mentir, al principio me daba miedo que el wifi me abandonara en el momento más inoportuno, o que el disco externo, portátil dejara de funcionar. También el momento de pasar el control del aeropuerto o incluso que no rindiera como en la oficina o desde casa.

Pero contra todo pensamiento negativo… todo fue sobre ruedas. Los dispositivos funcionaban perfectamente, el wifi también y lo que más me sorprendió es que me cundía muchísimo trabajar, saqué proyectos super interesantes durante esa semana de teletrabajo y fui muy resolutiva. No sé si tendría que ver las vistas al mar que me ofrecía mi nuevo sitio de trabajo o eso de mezclar días libres con días de trabajo o quizás que cuando uno se relaja y se deja llevar todo fluye y nuestra mente brilla.

También fue una experiencia genial poder compartirla con amigas. El equipo de teletrabajo lo formábamos dos diseñadoras gráficas y una arquitecta. Y nos cuadrábamos a la perfección. Yo era la que antes se levantaba, a las 6:50. Al compartir habitación con una de mis amigas ya se levantaba conmigo y mientras yo encendía el ordenador ella calentaba para salir a correr por nuestro bonito pueblo Punta Mujeres, situado al norte de la isla.

Sin olvidarme de mi equipo de Ayuve que gracias a que me dieron el visto bueno pude disfrutar de esta bonita experiencia. Durante la semana que teletrabajé desde allí, funcionamos con total normalidad, comunicándonos por email, slack o videollamada. Aunque me consta que les di un poco de envidia.

Nuestro sitio de trabajo estaba entre la cocina con vistas al mar y la pista de petanca del pueblo, la terraza también con vistas o el salón. Y nos íbamos moviendo según el día. Después de cada jornada tocaba baño en alguna de las piscinas naturales que teníamos al lado de casa, comida rica y puesta en marcha a seguir conociendo la isla.

Algunos de los sitios que más me gustaron fueron: Timanfaya, Playas del Papagayo, Caletón Blanco, Haría, Isla de La Graciosa, Cueva de los Verdes, sin olvidarme de la gastronomía y los vinos de la isla.

En mi caso tuve unos días libres antes de la semana de trabajo y más días libres después y creo que fue lo más acertado para desconectar justo antes y después para así volver a la península con las pilas cargadas.

Si sois de los que seguís teletrabajando aprovechad vuestras vacaciones, alargarlas un poquito más y trabajar desde allí, es más que aconsejable. Revisad antes de ir que todo funciona correctamente y confirmad que el wifi será suficiente para vuestro trabajo. Buscad mochilas o maletas resistentes para vuestros equipos. Y no dudéis de vosotros mismos, al fin y al cabo, si teletrabajamos, desde cualquier sitio vamos a ser capaces de ejercer correctamente nuestro trabajo.

Pero eso sí que no os vendan la moto con las «trabacaciones» hay que saber separar una cosa de otra, dar la importancia necesaria tanto al trabajo como a las vacaciones.»